sábado, 18 de septiembre de 2010

Monjes auto momificados, el arte de los Sokushinbutsu

Hace un rato me he encontrado con esta noticia del mes de Julio de este año:


"Un hombre llamado Sogen Kato se auto momifica en japón, para convertirse en Buda". Impactado por la noticia, he investigado un poco y me he decidido a crear esta entrada con los resultados ya que, al menos a mí, me han dejado boquiabierto.

Nuestro amigo Sogen no tuvo la idea por si sólo. De hecho el ritual de la auto momificación tiene una larga tradición en Japón y sus practicantes se llamaban Sokushinsubutsu, que significa "Consecución de la budeidad en vida". Eran monjes budistas que creían que si conseguían que tras morir, su cuerpo se conservara, habían llegado al Nirvana.

A diferencia de los egipcios, que usaban el embalsamamiento para conservar un cadáver cualquiera, estos monjes creían que sus cuerpos no se podían "tratar" de ningún modo tras su muerte, y esto es lo que hace de esta práctica toda una proeza. De hecho, hasta los años 60 se creía que les habían momificado como a todas las demás momias alrededor del mundo, pero cuando se les ocurrió examinarlas con rayos X vieron que las momias conservaban todos sus órganos intactos, lo que les llevo a descubrir la verdad.

El ritual duraba 3000 días (8 años), y se dividía en tres fases de mil días cada uno:

En la primera fase, los monjes seguían una estricta dieta a base de frutos secos y vegetales que debían recolectar alrededor de su monasterio, y hacían mucho ejercicio. De esta forma eliminaban la grasa de su cuerpo.

En la segunda fase, los monjes solo podían comer madera (principalmente corteza y raíz) de los pinos que rodeaban al monasterio para eliminar los líquidos corporales. Esto se complementaba en los últimos días con un té venenoso. Este té se preparaba con el agua del manantial del monte Yudono, que es rica en arsénico, y en ella se hervía la savia del árbol urushi, también venenosa. Esto tenía un doble efecto: por un lado, les provocaba vómitos y en consecuencia una grave deshidratación. Por el otro, hacía que el cuerpo en sí fuese venenoso para los gusanos, insectos y gérmenes que quisieran atacarlo.

En la tercera fase, los monjes se encerraban en una tumba pequeña y cúbica, donde se ponían en la posición de meditación. Entre la cámara y la superficie se interponía una caña de bambú hueca para que pudieran respirar, y por la cual descendía un hilo conectado a una campana, que cada día debían hacer sonar para que los demás supieran que seguían vivos. Cuando la campana dejaba de sonar, se retiraba la caña y se tapaba el agujero, quedando así sellado. Así seguían durante 1000 días más, tras los que se les desenterraba. Si el cuerpo se había momificado, se retiraba y se colocaba en un altar, dónde los otros le veneraban.

Se cree que unos doscientos monjes intentaron llevar a cabo el ritual a lo largo de casi 1000 años, pero entre los que murieron en el intento, los que no consiguieron quedar momificados, y los que se han perdido, hoy solo quedan unos veinte, que hoy en día se exhiben en múltiples templos al norte de Japón. Aquí os dejo con un par de muestras, pero una búsqueda en Google Imágenes por "Sokushinbutsu" nos devolverá una buena colección de ellas.



De este último incluso sabemos algo. Se llamaba Tetsuryou-kai y nació en 1815 y murió en 1877. Su momia se encuentra en el templo de Nangakuji, en Tsuruoka (Japón).



Te ha gustado este artículo? Pues mira a la derecha dónde encontraras una lista de mis artículos más recientes, todos igual o más interesantes que este.

2 comentarios:

  1. buenísima, el budismo nunca ha parado de sorprenderme

    se ve bueno el blog, volveré.

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar